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Marzo de 2025
La ansiedad es una experiencia común que todos enfrentamos debido a las presiones que la vida nos impone. La presión laboral, escolar, familiar y la de los amigos son algunas de las causas más frecuentes de la ansiedad.
El filósofo griego Platón (428-343 a.C.) fue el primero en describir el trastorno de ansiedad. Se define la ansiedad como “una sensación de preocupación, nerviosismo o inquietud, típicamente relacionada con un evento inminente o algo con un resultado incierto”. Cuando el nivel de ansiedad aumenta, puede dar lugar a la depresión, que es una de las principales causas de suicidio.
Los psiquiatras consideran la ansiedad como un trastorno mental, donde los pacientes responden con miedo y angustia, y pueden presentar síntomas físicos como palpitaciones y sudoración. La ansiedad puede provocar depresión y esta, a su vez, puede llevar a pensamientos suicidas. Cualquiera, incluyéndonos a ti y a mí, puede atravesar momentos de ansiedad, pero el verdadero desafío surge cuando no sabemos cómo manejarla.
El mejor lugar para encontrar alivio para la ansiedad no es en la unidad de psiquiatría de un hospital ni comprando medicamentos relajantes de venta libre. Tampoco se encuentra en el uso de cannabis, ya sea medicinal o recreativo. Estas son solo soluciones temporales para la ansiedad.
La verdadera medicina para la ansiedad se encuentra en Jesús a través de la Biblia y el Espíritu Santo, y es completamente gratuita.
1. Cuando alguien atraviesa un episodio de ansiedad, Jesús dice: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” (Mateo 11:28)
2. Jesús es el especialista que trata la ansiedad y no cobra nada por ello. El rey David dijo una vez: “Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; no dejará caer al justo.”
(Salmo 55:22)
3. El apóstol Pablo escribió una carta a los filipenses para darles instrucciones y les recomendó un remedio muy eficaz para la ansiedad: “No se inquieten por nada, sino que en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios, y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (Filip 4:6-7)
La Biblia nos dice: “No se preocupen, no estén ansiosos”. (Mateo 6:25-34) “¿Quién de ustedes, por preocuparse, puede añadir una sola hora a su vida?” (Mateo 6:27)
Cuando el Rey David atravesaba momentos difíciles, escribió el Salmo 121, que es uno de mis salmos favoritos. Todos podemos encontrarnos en situaciones estresantes que nos causan ansiedad, preocupación o depresión. Aunque somos cristianos, no estamos exentos de ser afectados por la ansiedad. En momentos así, a veces no sabemos qué hacer.
Mi abuela, “Doña Carmen Rosa”, solía decir: “Cuando no sepas qué hacer, no hagas nada”. Un psiquiatra, psicólogo o psicoterapeuta puede recetarte diferentes medicamentos para tratar estas condiciones emocionales. Sin embargo, el Señor nos ofrece la mejor medicina para la ansiedad, el estrés o la depresión. Él nos dice: “No se preocupen por nada”. Levanta tus ojos hacia la montaña de Dios, y encuentra refugio bajo el viento del Todopoderoso. No te preocupes por el mañana, cada día traerá sus propios problemas. Llevemos toda nuestra ansiedad, estrés y preocupación a Cristo. Él está dispuesto a ayudarnos. Nos prometió estar con nosotros todos los días de nuestra vida. Para concluir, recordemos la recomendación del apóstol Pablo a los filipenses: “Finalmente, hermanos y hermanas, todo lo que es verdadero, todo lo que es noble, todo lo que es justo, todo lo que es puro, todo lo que es amable, todo lo que es admirable, si hay algo excelente o digno de alabanza, en esto piensen.” (Filipenses 4:8) Amén. Durante esta temporada de Cuaresma, reflexionemos sobre lo que Jesús hizo para darnos libertad de todo pecado y de la ansiedad que llega a nuestras vidas. Recuerda que no estás solo, Jesús está contigo.
Bendiciones y paz.
Rev. Zoila Marty